Realmente no presto atención a quienes desean hacerme daño, pues al final nunca logran lo que quieren. Lo que hacen por herirme no es mi responsabilidad. El Universo se encarga de ellos, mientras me concentro en vencer al único enemigo que tengo: mi ego.
A ese lo vigilo de cerca, no sea que cuando esté más confiada, se desate y vuelva a engañarme.
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