Cuando nacemos, los adultos nos enseñan un idioma y en algunos casos, hasta dos. Al crecer, y con un poco de esfuerzo, podemos aprender algún otro, e incluso, llegar a ser políglotas; esto es un poco más de tres. Sería difícil que en esta etapa de nuestro viaje fuésemos capaces de entender todas las lenguas y dialectos que usamos en este planeta, que por cierto, se calculan que sobrepasan los 4,000.
Si a veces es difícil para mí entender uno. Sí, porque hay días en que no entiendo ni el idioma que me enseñaron mis padres. Imagínense los desastres que a veces hago con el segundo, que es el inglés. Lo digo porque cuando pienso que sé hablarlo y entenderlo, bastaría que hiciera un viaje en menos de dos semanas desde New York con sus múltiples acentos, hasta Minnesota donde las vocales vuelan por el aire, pasando por Oklahoma donde hablan como ventrílocuos, y luego llegar en el rígido Londres, para así aceptar que lo único que sé, es que no sé nada. Apenas puedo con dos idiomas, imagínense con más. Y aparte, hasta los idiomas que a veces se cuelan en los sueños.
¿Pero qué de la música? La maravillosa música...
Muchas veces hemos escuchado que la música es un idioma universal. Es cierto, porque no importa en cual idioma hables, si escuchas un fragmento musical tú lo entiendes, y puedes decidir si te gusta o no lo que estás escuchando. Cuando se escucha música cada quien tiene sus gustos, y cada quien está en lo suyo.
Ahora, me parece que aquello de que la música es un idioma universal no debería tomarse como una simple frase. Yo creo es mucho más que un decir. Lo digo porque eso de “universal”, es porque se supone que se entienda en todo el universo.
Aquí viene la parte de enredarme un poquito para volver a desenredarme. Porque para ordenar los pensamientos, primero estos deben estar desordenados.
Si analizamos un poco Ley de la Vibración, y partiendo del hecho de que nosotros como humanos no escapamos a esta ley, podemos pensar que cada uno, de manera individual, somos un CD andante haciendo sonar algo parecido a lo que conocemos como música, por donde quiera que vamos. ¡O hasta donde pensamos! No importa a que distancia llegue ese pensamiento.
Se ha demostrado a través de la cuántica que todo vibra. La vibración produce ondas elásticas y las ondas elásticas producen sonidos. No importa si el sonido emitido puede ser o no escuchado por nuestros oídos, igual sigue siendo un sonido.
Ahora, si nosotros como parte del todo estamos en perpetua vibración, significa que estamos emitiendo constantemente ondas elásticas, y a su vez produciendo sonido. Interesante, porque estamos produciendo sonido sin parar. Somos como una especie de instrumentos con pilas eternas.
Ah, pero hay una diferencia aparente entre lo que es sonido, y lo que es música. El sonido es constante, ya que todo vibra sin interrupción. La música es una combinación de sonidos y silencios, según las leyes físicas. Pero según la cuántica hasta en el silencio hay vibración y por ende, sonido. ¿Es lindo, o ya estoy delirando?
A ver, antes de enloquecer, repaso:
- Todo lo que existe vibra.
- La vibración produce un sonido, sea audible o no.
- El silencio es el espacio que no es audible, pero quedamos que lo no es audible también es un sonido.
- El sonido es una onda.
- Las ondas tienen un sonido propio según la energía que la emita.
- La energía es todo lo que existe en el universo, incluyendo nosotros.
- La música es arte expresado a través de la combinación de sonidos y silencios.
- Entonces la música es una combinación de sonidos audibles y no audibles, a su vez expresados como arte.
- El arte es aquello que busca la belleza y la perfección en algo que queremos expresar.
Bueno, ahora a enlazar todo eso con La Música de las Esferas….
Mmm… Interesante (otra vez)… Por eso hay gente que nos suena raro…. Como música desafinada… ¡Mientras otras suenan de lo lindo!
Así que si vibramos feo, toda esa música desafinada es captada no sólo a nuestro alrededor, sino que alcanza todo aquello en lo que pensamos, aunque esté a años luz. A cualquier distancia a la que podemos viajar dentro del universo.
Ajá…. parece que sí se necesita un idioma universal. Literalmente universal. Digo, por aquello de que en la forma en que yo vibre aquí, lo pueden entender en alguna otra esquina del universo….. Porque si estamos en constante emisión de ondas sonoras, a algún lugar llegarán, ya que una onda puede empujar a otra, ¿verdad? Y ese empuje puede ser positivo o negativo. Y todo lo que haces se te regresa, por la Ley del Ritmo. Hasta los pensamientos son ondas que regresan. Así que a tener cuidado con el tipo de ondas que producimos, porque seguro, regresan. No sea que ese pensamiento feo, en medio de un episodio de esas envidias que les dan a algunos, llegue lejos, lejos y cuando venga de regreso vaya recogiendo por el camino el doble de lo que se pensó. Uy…. ¡Ni imaginarlo! Mejor a vibrar bonito. A tratar de hacer de nuestros actos verdaderas obras de arte y verdaderas joyas musicales.
No importa en cual situación nos encontremos, no importa si estamos en las buenas o en las malas, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para vibrar de forma positiva. Igual, por ley vamos a estar vibrando, porque la vibración es constante y eterna. Así que es mejor hacer bien el trabajo.
Puede que según la situación por la que estemos pasando cambie en algo nuestra vibración. Y me aventuro a decir que es allí donde viene esa combinación de sonidos que pueden crear eso que a mí me gusta llamar: la música que todos llevamos dentro. Tonos agudos, graves, suaves, fuertes, largos, cortos. Para mí, el aprendizaje que nos dejan todas las experiencias que cada uno de nosotros vivimos, unido a la forma en que decidimos vibrar, será lo que componga nuestra melodía.
Pues entonces, a hacer lo mejor que podamos. La música en nuestra vida siempre va a existir. Es eterna, porque es nuestra alma la que genera ese sonido, no el cuerpo físico; y el alma es eterna. Estemos aquí o estemos allá, estemos en el principio o en el final: dejemos a nuestras almas sonar como sólo ellas saben hacerlo. El alma es sabia y se alineará con el universo de una manera perfecta, porque esa vibración, ese sonido, esa música que produce nuestra alma, es la esencia de nuestro ser, el cual estará siempre unido a la vibración de Dios.